domingo, 20 de octubre de 2013

CRONOLOGÍA DE LAS OBRAS

1. Importancia de determinar la cronología de las obras.
Evidentemente, tratándose de cualquier pensador es importante ver cómo se
desarrolló su pensamiento, cómo fue cambiando —si es que cambió— y en qué
consistieron sus modificaciones a lo largo del tiempo, qué ideas nuevas se produjeron
en su mente. La ilustración habitual a este respecto es la de las obras de Kant. Poco
exacto sería nuestro conocimiento de este filósofo si pensáramos que sus Críticas
fueron fruto de su juventud y que más tarde, con la madurez, volvió a una posición
«dogmática». Podríamos citar también el ejemplo de Schelling. Elaboró éste varias
filosofías durante su vida, y para comprender su pensamiento es sumamente
conveniente saber que empezó partiendo del mismo punto de Fichte, y que sus
devaneos teosóficos son cosa de sus últimos años.
2. Métodos para determinar la cronología de las obras.10
1) El criterio que ha resultado más útil en la determinación de la cronología de las
obras de Platón es el del lenguaje. El argumento basado en el lenguaje es el más
seguro de todos; efectivamente, mientras las diferencias del contenido se pueden
atribuir a la elección consciente y a los propósitos del autor, en cambio, los giros del
estilo lingüístico son en gran parte inconscientes. De esta manera, Dittenberger
refiere el frecuente uso de τί μήνy el empleo cada vez más habitual de γε μήν y ἀλλὰ
μήν, como fórmulas convencionales, a la primera estancia de Platón en Sicilia. Las
Leyes pertenecen sin duda a la vejez de Platón11, mientras que la República es obra de
un período anterior. Pues bien, no sólo decrece notoriamente en las Leyes el vigor
dramático, sino que se encuentran además modalidades lingüísticas que habían sido
introducidas por Isócrates en la prosa ática y que no aparecen en la República. Estos
detalles nos sirven para establecer un orden cronológico de los escritos intermedios,
según su estilo se aproxime más o menos al de los últimos escritos.
Pero, aunque se ha demostrado que el atenerse al criterio estilístico es el mejor
método para fijar la cronología de los Diálogos, no se debe menospreciar,
naturalmente, el recurso a otros criterios, que pueden ayudar muchas veces hasta a
decidir la cuestión en litigio, sobre todo cuando los datos lingüísticos son poco claros o,
inclusive, contradictorios.
2) Un criterio obvio para determinar el orden de los Diálogos es el que proporciona el
testimonio directo de los autores antiguos, aunque de esta fuente no se consigue tanto
como quizá pudiera esperarse. Así, la afirmación de Aristóteles según la cual las Leyes
fueron escritas después de la República es un valioso elemento informativo, mientras
que resulta inaceptable el aserto de Diógenes Laercio de que el más antiguo de lodosv
los diálogos platónicos es el Fedro. Tal aserto corre a cuenta del propio Diógenes, pero
está claro que se basa para enunciarlo en el contenido (la primera parte del diálogo
trata del amor) y en lo poético del estilo12. A nosotros el hecho de que Platón trate del
amor no nos sirve como argumento para concluir que el diálogo haya de ser obra de
juventud, y tampoco es concluyente el empleo del estilo poético y del mito. Como
advierte Taylor, erraríamos mucho si del elevado tono poético y de los vuelos «míticos»
de la segunda parte del Fausto dedujésemos que Goethe escribió esta segunda parte
antes que la primera13. Caso parecido es el de Schelling, cuyos vuelos teosóficos, como
ya hemos dicho, tuvieron lugar en su edad avanzada.
3) En cuanto a las referencias, que en los Diálogos se hallan, a personas y
acontecimientos históricos, no son muchas, y en ningún caso nos dan a conocer más
que un terminus post quem. Por ejemplo, si hubiere referencias a la muerte de
Sócrates, como sucede en el Fedón, indudablemente el diálogo tendrá que haber sido
compuesto después de aquella muerte, pero esto no nos dice cuánto tiempo después.
Sin embargo, los críticos se han ayudado algo de este criterio. Han deducido, por
ejemplo, gracias a él, que el Menón fue escrito probablemente cuando aún estaba
fresco en la memoria del pueblo el incidente de la corrupción del tebano Ismenias14.
Asimismo, dado que el Gorgias contiene la réplica a un discurso de Polícrates contra
Sócrates (393-392), este diálogo se escribiría casi seguramente entre 393 y 389, o sea,
antes del primer viaje a Sicilia.
Cabe suponer, lisa y llanamente, que la edad atribuida a Sócrates en los Diálogos sea
una indicación de la época en que se compusieron, pero querer aplicar este criterio
como regla universal es llevar demasiado lejos las cosas. Por ejemplo, un novelista
puede muy bien introducir a su héroe detective presentándole desde la primera
novela como un hombre ya maduro y como oficial de policía ya experimentado, y
después, en otra novela posterior, contar el primer asunto que ocupó a su personaje.
Es más, aunque no deje de haber razones para suponer que los diálogos que tratan del
destino personal de Sócrates fueron compuestos no mucho después de su muerte,
sería palmariamente anticientífico el dar por averiguado que los diálogos que versan
sobre los últimos años de la vida de Sócrates, por ejemplo, el Fedón y la Apología
fueron todos publicados al mismo tiempo.
4) Las referencias de un diálogo a otro serían de obvia utilidad para establecer el
orden de su composición, puesto que el diálogo que se refiere a otro diálogo tiene que
haber sido escrito después que aquel al que se refiere; pero no resulta siempre fácil
decidir si las referencias aparentes a otros diálogos son en realidad tales referencias.
Hay, con todo, algunos casos en los que la alusión es clara, por ejemplo, la referencia a
la República que aparece en el Timeo.15 De igual modo, el Político es, evidentemente,
continuación del Sofista, y, por lo tanto, debe de haber sido compuesto más tarde que
aquél16.
5) En lo tocante al contenido real del diálogo, hemos de proceder con la mayor
prudencia para usarlo como criterio clasificatorio. Supongamos, por ejemplo, que una
doctrina filosófica se halla resumida en una breve sentencia del diálogo X, mientras
que en el diálogo Y está tratada por extenso. Un crítico acaso diga: «No hay duda: en
el diálogo X tenemos un esbozo preliminar, y en el diálogo Y se desarrolla ya el tema
extensamente.» Mas, ¿no podría ser que en el diálogo X se hiciera un resumen de lo ya
tratado con anterioridad por extenso en el diálogo Y? Un autor17 ha sostenido que el
examen negativo y crítico de los problemas precede a su exposición positiva y
constructiva. Si nos atuviésemos a este criterio, resultaría que el Teeteto, el Sofista, el
Político y el Parménides deberían preceder al Fedón y al República; pero la
investigación ha patentizado que no puede ser así.
Sin embargo, decir que el criterio del contenido ha de emplearse con mucha cautela no
es negar su utilidad. Por ejemplo, la actitud de Platón respecto a la doctrina de las
Ideas sugiere que el Teeteto, el Parménides, el Sofista, el Político, el Filebo y el Timeo
pertenecen todos ellos a un mismo grupo, y la conexión del Parménides, el Sofista y el
Político con la dialéctica eleática permite conjeturar que estos diálogos se hallan
especialmente relacionados entre sí.
6) Las diferencias en la construcción artística de los diálogos pueden ayudar también
a determinar sus relaciones en cuanto al orden de su composición. Así, en algunos de
ellos, los detalles de ambientación y las caracterizaciones de los interlocutores están
trabajados con gran cuidado: hay alusiones humorísticas y divertidas, digresiones
muy espontáneas y otras cosas por el estilo. A este grupo de diálogos pertenece el
Banquete. En cambio, en otros diálogos, el aspecto artístico se relega a segundo
término, y la atención del autor se centra manifiestamente toda ella en el contenido
filosófico. En los diálogos de este segundo grupo —al que pertenecen el Timeo y las
Leyes—la forma queda más o menos descuidada: sólo el contenido importa. Una
conclusión probablemente legítima es la de que los diálogos escritos con más intención
artística son anteriores a los otros, puesto que la fuerza artística de Platón fue
disminuyendo en sus últimos años y su atención fue cada vez más atraída por la
filosofía teorética. (Lo cual no quiere decir que el uso del lenguaje poético tenga que
ser por necesidad menos frecuente, sino que el vigor de la conciencia artística tiende a
disminuir con los años.)

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