domingo, 20 de octubre de 2013

VIDA Y OBRAS DE ARISTÓTELES

Nació Aristóteles el año 384/3 en Estagira de Tracia; era hijo de Nicómaco, un médico
del rey de Macedonia Amintas II. A la edad de diecisiete años, Aristóteles fue a
Atenas a cursar estudios y en 368-367 a. J. C. llegó a ser miembro de la Academia,
donde a lo largo de veinte años estuvo en relación constante con Platón, hasta la
muerte de éste (348-347 a. J. C.). Ingresó, pues, en la Academia cuando la dialéctica
de Platón estaba en la última fase de su desarrollo y la tendencia religiosa iba
ganando terreno en el ánimo del gran filósofo. Probablemente por entonces prestaba
Aristóteles atención a la ciencia empírica (o sea, por los últimos años de la vida de
Platón), y puede que se apartase ya en varios puntos de la doctrina de su Maestro;
pero no hay lugar a suponer ninguna ruptura radical entre Maestro y discípulo
mientras el primero estuvo aún en vida. Es imposible admitir que Aristóteles pudiera
haber pertenecido todo el tiempo que perteneció a la Academia si hubiese tomado ya
posiciones filosóficas radicalmente distintas de las de su Maestro. Además, todavía
después de muerto Platón sigue empleando Aristóteles la primera persona del plural
cuando habla de los representantes de la doctrina platónica de las Ideas, y en seguida
del óbito de su Maestro hace el Estagirita su elogio ensalzándole como al hombre «a
quien los malvados no tienen ni siquiera el derecho de alabar, y que se mostró en su
vida y en sus enseñanzas cómo ser bueno y dichoso a la vez»1. Apenas cabe sostener la
idea de que Aristóteles fuese, en algún sentido real, un oponente de Platón en el seno
de la Academia, algo así como una espina que se le hubiese clavado al Maestro:
Aristóteles halló en Platón un guía y un amigo por el que sintió la mayor admiración,
y aunque en los años últimos de su trato sus propios intereses científicos tendiesen a
ir ocupando cada vez más el primer plano, la enseñanza metafísica y religiosa de
Platón ejerció sobre el discípulo duradera influencia. Efectivamente, quizá fuera este
aspecto de la enseñanza de Platón el que tuviese especial valor para Aristóteles, como
compensación de su propia proclividad hacia los estudios empíricos. «De hecho, este
mito de un Aristóteles frío, estático, sin cambiar nunca, y puramente crítico, sin
ilusiones, experiencia ni historia, cae por tierra bajo el peso de datos que hasta ahora
han sido soslayados artificial y deliberadamente»2. Como indicaré en seguida al
examinar los escritos de Aristóteles, el Filósofo fue desarrollando sus tesis sólo de
manera gradual; y, después de todo, esto es lo único que, naturalmente, podría
esperarse.
Muerto Platón, salió Aristóteles de Atenas en compañía de Jenócrates (Espeusipo, el
sobrino de Platón, había pasado a ocupar el puesto de director en la Academia, y
Aristóteles no veía las cosas de igual modo que él; en todo caso, puede que no quisiera
continuar en la Academia como subalterno de su nuevo director), y fundó una rama de
la Academia en Assos, ciudad de la Tróade. Allí influyó sobre Hermias, tirano de
Assos y de Atarneo, y se casó con su sobrina e hija adoptiva Pythia. Mientras
trabajaba en Assos empezó Aristóteles, sin duda, a desarrollar sus propios puntos de
vista independientes. Tres años después pasó a Mitilene, en la isla de Lesbos, y fue
probablemente allí donde entró en relaciones con Teofrasto, natural de Ereso, en la
misma isla, que vendría a ser, andando el tiempo, el discípulo más famoso de
Aristóteles. Hermias entró en negociaciones con Filipo de Macedonia, quien había
concebido el ideal de una victoria helénica sobre los persas. El general persa Mentor
se apoderó de Hermias a traición y le llevó prisionero a Susa; allí fue torturado, pero
no habló sino para pronunciar este último mensaje: «Decid a mis amigos y
compañeros que no he flaqueado ni he hecho cosa alguna indigna de la filosofía».
Aristóteles publicó un poema en su honor3.
En 343-342 fue invitado Aristóteles por Filipo de Macedonia a ir a la corte de Pella
para encargarse de la educación de su hijo Alejandro, que tenía entonces trece años de
edad. Esta permanencia en la corte de Macedonia, y el intento de ejercer un auténtico
influjo moral en el joven príncipe, que habría de desempeñar más tarde tan
sobresaliente papel en el escenario político y pasar a la posteridad con el sobrenombre
de «Magno», debió de contribuir mucho a ampliar los horizontes de Aristóteles y a
liberarle de la estrechez de miras del griego corriente, aunque este efecto no parece
que fuese tan grande como podría haberse esperado: Aristóteles nunca cesó de
participar del punto de vista griego, que consideraba la Ciudad-Estado como el centro
de la vida. Cuando Alejandro subió al trono (336-335), Aristóteles partió de
Macedonia —concluida ya presumiblemente su gestión pedagógica— y es probable
que permaneciera durante algún tiempo en Estagira, su ciudad natal, que Alejandro
reconstruyó en pago de su deuda para con su maestro. Transcurridos algunos años,
los vínculos que unían al filósofo con su discípulo se debilitaron: aunque Aristóteles
aprobaba hasta cierto punto la política macedonia, no podía aprobar la tendencia de
Alejandro a considerar a los griegos y a los «bárbaros» en pie de igualdad. Añádase
que, en 327, Calístenes, sobrino de Aristóteles que por recomendación de éste había
sido tomado al servicio de Alejandro, incurrió en sospechas de participación en una
conjura contra el rey y fue ejecutado.
Aristóteles había vuelto a Atenas en 335-334, y allí fundó su escuela propia. Aparte
del hecho de haber estado ausente de la Ciudad durante bastantes años, el desarrollo
de su propio pensamiento le impidió sin duda volver a entrar en la Academia
ateniense. Su nueva Escuela se hallaba situada al nordeste de la Ciudad, en el Liceo,
dentro del recinto de Apolo Lykeïos, fue dedicada a las Musas. Se la conoció también
por el nombre de περίπατος, y a sus miembros por el de οῖ περιπατητικοί, debido a su
costumbre de discutir mientras paseaban por una galería cubierta, o simplemente
porque gran parte de las lecciones se daban en aquella galería. Además de su obra
educadora e instructiva, parece ser que el Liceo tuvo, más marcadamente que la
Academia, el carácter de una unión o sociedad en la que los pensadores ya maduros
proseguían sus estudios e investigaciones: era, en resumidas cuentas, algo así como
una universidad o institución científica, equipada de biblioteca y con un cuadro de
profesores, y en ella se daban cursos con regularidad
En 323 a. J. C. murió Alejandro Magno, y la reacción que en Grecia se produjo contra
la soberanía macedonia trajo consigo una acusación de ῖσέβειαcontra Aristóteles, que
había estado tan estrechamente relacionado con el gran caudillo en los días de su
juventud. Aristóteles huyó de Atenas (para que los atenienses no pecaran por segunda
vez contra la filosofía, según se cuenta que dijo) y se retiró a Calcis, en Eubea, donde
vivió en una propiedad de su difunta madre. Poco después, en 322-321 a. J. C. murió
de enfermedad.

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