lunes, 21 de octubre de 2013

Parménides (540-470 a. C.)

Debido a la posición antitética que Parménides adoptó frente a las afirmaciones
de Heráclito, podría decirse que con él se inició el gran drama
de la filosofía, al enfrentarse el protagonista y el antagonista, o sea, el ser
y el devenir, como enemigos irreconciliables, cada uno de los cuales trata
de absorber al otro.
Entre las soluciones metafísicas al problema de la physis, es la de
Parménides la más pura; no sin razón se consideró no sólo el metafísico
de la escuela eleática, sino el primer metafísico de la filosofía. Respecto de
la physis, él no estaba de acuerdo con que se le conciba constituida por uno
o varios elementos especiales (aire, agua, etcétera), ni por la oposición de
contrarios, como pensaron Anaximandro, los pitagóricos y, sobre todo,
Heráclito, porque la physis (la naturaleza) es ser y únicamente ser.
Según Parménides, lo único que podía decirse de las cosas en general,
o sea, de lo real, es: que es, que es ser. Siendo esto así, la primera connotación
del ser es “que el ser debe ser”. En seguida, como punto de partida
para toda su teoría, formuló el siguiente principio: el ser es y es necesario
que sea; el no-ser no es y es imposible que sea.
De este principio, Parménides dedujo todo su sistema. Si sólo el ser es,
entonces debe caracterizarse como único, increado, inmóvil, inmutable,
continuo, indivisible, finito.
El ser es único; de no serlo, existiría algo que no fuera ser y, como ya
quedó asentado, el no-ser no existe.
Él es increado; de lo contrario, tendría que proceder del no-ser, lo cual
es imposible.
El ser es inmóvil e inmutable. Para que se pudiera mover se necesitaría
que hubiera no-ser. por otro lado, para que el cambio sea posible es
indispensable que la nueva cualidad no-sea y sea al mismo tiempo.
El ser es continuo e indivisible, pues la no continuidad y la divisibilidad
supondrían la presencia del no-ser entre ser y ser.
El ser, por último, es finito. Si el ser fuera infinito, querría decir que
algo le falta, lo cual es inadmisible porque está terminado, es perfecto. El
ser solamente es infinito en el tiempo porque es eterno.
El análisis anterior sobre las características del ser, decía Parménides,
se descubre mediante la vía de la verdad, o de la razón, que es la única
vía correcta de investigación.
Leamos ahora algunos fragmentos del Poema de Parménides.
Ven, ahora, pues quiero decirte —y tú presta oídos a mis palabras y guárdalas
en ti mismo— las dos únicas vías de investigación que se pueden concebir. La
primera que el ser es y es imposible que no sea, es la vía de la creencia porque
la verdad es su compañera. La segunda, que el no-ser no es y no es necesario
que sea; éste, te lo digo, es un sendero por el que nadie puede aprender nada.
Porque tú no puedes conocer lo que no es —eso es imposible— ni expresarlo,
porque son la misma cosa lo que puede ser pensado y puede ser.
En este camino hay una multitud de signos que demuestran que lo que es,
es increado e indestructible porque es completo, inmóvil y sin fin.
Ni nunca ha sido, ni será jamás, porque es ahora todo a la vez, sin discontinuidad.
Porque, ¿qué suerte de origen quisiera buscar para él? ¿De qué

manera y de qué fuente podría proceder su crecimiento? No te dejaré decir ni
pensar que procede de lo que no es, porque no se puede ni pensar ni decir
nada de lo que no es.
Tampoco es divisible pues todo está lleno de lo que es. También es absolutamente
continuo porque lo que es, está siempre en contacto con lo que es.
Está, además, inmóvil por el lazo de poderosas cadenas, sin comienzo ni
fin, puesto que el nacimiento y la destrucción han sido rechazadas muy lejos
y la verdadera creencia las ha apartado. Es él mismo y permanece en el mismo
lugar, habitando en sí mismo. De este modo permanece constantemente en
su lugar, porque una rigurosa necesidad lo mantiene en los lazos del límite que
lo sostiene firmemente por todas partes. Por esta razón no es permitido a lo
que es, ser infinito, porque no le falta nada y si fuera infinito le faltaría todo.

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