domingo, 20 de octubre de 2013

PROCESO Y MUERTE DE SÓCRATES

En 406 a. J. C., demostró Sócrates su categoría moral rehusando acceder a que los
ocho generales que debían ser procesados por su negligencia en las Arginusas fuesen
juzgados a la vez, ya que esto era ilegal y estaba calculado para provocar la sentencia
más dura. Sócrates era entonces miembro de la Comisión de los πρυτάνειςo Junta del
Senado. Su valor moral lo patentizó una vez más cuando no quiso obedecer la orden
de los Treinta, en 404-403, de que tomase parte en el arresto de León de Salamina, a
quien los oligarcas trataban de condenar a muerte para poder confiscar sus
propiedades. Deseaban sin duda implicar en sus actos el mayor número posible de
ciudadanos eminentes, con vistas al día en que tuviesen que rendir cuentas. Pero
Sócrates se negó en redondo a cooperar en sus crímenes, y habría pagado
probablemente con la vida su negativa si no hubiesen caído los Treinta.
El año 400-399, Sócrates fue llevado a juicio por los dirigentes de la democracia
restaurada. Anitos, el político que actuaba desde el trasfondo, instigó a Melitos a
sostener la acusación. Ésta, hecha ante el tribunal del arconte-rey, se hallaba
concebida en los siguientes términos46: «Melitos, hijo de Melitos, del demo de Pitthos,
acusa a Sócrates, hijo de Sofronisco, del demo alopecense, bajo juramento, de las
siguientes cosas: Sócrates es culpable: 1.°) de no honrar a los dioses que honra la
Ciudad, por introducir nuevas y extrañas prácticas religiosas; 2.°) y, además, de
corromper a los jóvenes. El acusador pide la pena de muerte.»
El primero de estos cargos nunca fue definido explícitamente, al parecer porque el
acusador confiaba en la reputación que al jurado le merecían los antiguos cosmólogos
de Jonia, y quizá también en que se recordaría la profanación de los misterios
perpetrada en 415, asunto en el que había estado envuelto Alcibíades. Pero ninguna
referencia se podía hacer a la profanación, habida cuenta de la amnistía del 404-403,
cuyo principal promotor había sido el mismo Anitos. El segundo cargo, el de
corromper a la juventud, era en realidad la acusación de fomentar entre los jóvenes
un espíritu de crítica con respecto a la democracia ateniense. En la base de todo esto
se hallaba la idea de que Sócrates era responsable de haber «formado a Alcibíades y a
Critias». (Alcibíades, habiéndose pasado durante un tiempo a Esparta, puso en grave
aprieto a Atenas; en cuanto a Critias, fue el más violento de los oligarcas.) Estas cosas
no se podían aducir tampoco explícitamente, a causa de la amnistía del 404-403; pero
se debió de comprender con bastante facilidad lo que tal acusación significaba. Por
eso, Esquines podría decir unos cincuenta años después: «Vosotros condenasteis a
Sócrates el sofista a muerte, por haber sido él quien educó a Critias.»47
Los acusadores supusieron a buen seguro que Sócrates marcharía voluntariamente al
destierro sin esperar a ser procesado, pero él no lo hizo así. Se quedó para el proceso
del año 399 y se defendió a sí mismo ante el tribunal. En aquel juicio habría podido
Sócrates sacar mucho partido de sus servicios en el ejército y de su alejamiento de
Critias en la época de la oligarquía, pero se limitó a exponer los hechos, asociándolos
a su desconfianza de la democracia en el asunto del proceso a los generales. Fue
condenado a muerte por una mayoría de 60 o 66 votos de un jurado compuesto por
500 o 501 miembros48. Dependía entonces de Sócrates mismo el proponer laconmutación de la pena de muerte por otra, y era obvio que la actitud más avisada
consistía en proponer un castigo de bastante importancia. Así, en caso de que
Sócrates hubiese propuesto que se le desterrara, este cambio habría sido aceptado
indudablemente. Pero lo que Sócrates propuso fue que se le diera una «recompensa»
digna de él: la de alimentarle gratis en el Pritaneo; después de lo cual, consintió en
proponer una pequeña multa —y todo ello sin tratar lo más mínimo de influir al
jurado, como era costumbre, introduciendo allí a la mujer llorosa y a los propios
hijos—. Al jurado le irritó el cabal comportamiento de Sócrates, y la sentencia de
muerte se dio por mucha más mayoría que la que le había declarado culpable.49 La
ejecución hubo de ser demorada cerca de un mes entero, para esperar el retorno del
«navío sagrado» de Delos (que se enviaba en memoria de la liberación de la Ciudad,
por Teseo, del tributo de los siete muchachos y doncellas impuesto por Minos de
Cnossos); había bastante tiempo para organizar una evasión, y los amigos de Sócrates
tramaron de hecho una. Sócrates se negó a valerse de tan buenos ofrecimientos,
afirmando que tal proceder sería contrario a sus principios. El último día de Sócrates
en esta tierra es relatado por Platón en el Fedón: Sócrates empleó las horas que le
quedaban de vida en discurrir con sus amigos tebanos, Cebes y Simias, acerca de la
inmortalidad del alma.50 Cuando hubo bebido la cicuta y yacía ya moribundo, sus
últimas palabras fueron: «Critón, le debemos un gallo a Esculapio; págaselo, pues, no
lo descuides.» Cuando el veneno le llegó al corazón, hizo un movimiento convulsivo y
expiró, «y Critón, al advertirlo, le cerró la boca y los ojos. Tal fue, oh Ejécrates, el fin
que tuvo nuestro amigo, hombre del que podemos asegurar que fue el mejor de todos
los de su tiempo que hemos conocido, y además el más sabio y el más justo»

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